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Una chica y su auto diciembre 5, 2018 5 min.

Hoy parece difícil de creer, pero hubo un momento en que los grandes estudios de Hollywood pensaban que las grandes ganancias eran sinónimo de historias originales: ese momento fue la década de los 80. En aquellos años –quizá vigorizados por la exploración narrativa setentera y la reciente invención del blockbuster–, títulos de todo tipo, así fueran de terror (como Pesadilla en la calle del infierno o Viernes 13) o de testosterona desbordante (el cine de Stallone, Schwarzenegger y Bruce Willis), le apostaban a la originalidad. Dos géneros, de hecho, explotaron la creatividad de cineastas, guionistas y actores como ningún otro: la aventura y la comedia juvenil.

Es por todos conocido que uno de los pilares de esa década fue Steven Spielberg, quien llegó a los 80 con Hollywood en el bolsillo después de “romper las calles” con las filas de gente formada para entrar a ver Tiburón en 1976. Indiana Jones; Los Goonies; Volver al futuro y Gremlins son sólo algunos de los títulos que llevaron (como director o productor) el nombre Spielberg en sus créditos. Sin embargo, y a pesar de que él le hablaba a “todo público”, había un segmento de la población que, hasta esta década, nunca había sido representado adecuadamente en el cine: la adolescencia y, en específico, las mujeres adolescentes. Es aquí donde entra la dupla que le dio voz a toda una generación: el director John Hughes y la actriz Molly Ringwald.

“Quería cubrir ese aspecto, ese humor y sentimiento ‘hughesiano’ en nuestra película”, nos dijo el director Travis Knight (Kubo y la búsqueda samurái), quien con Bumblebee –su debut en live action y su segunda película en general– espera alcanzar esa misma magia que capturó la imaginación de tantos jóvenes en los 80.

Mientras desarrollábamos la historia me la pasé haciendo referencias a la excelente Mi vida a los diecisiete [que le dio a Hailee Steinfeld una nominación al Globo de Oro en 2017] de la directora Kelly Fremon Craig. Aquella tomó elementos típicos de una película de John Hughes y les hizo justicia adaptándolos a su manera. Al final, ella también nos terminó apoyando en el guion de Bumblebee, lo cual me parece algo maravilloso.

El spin-off que Knight ha desarrollado a lo largo de casi dos años quizá no sea una propiedad original, pero el espíritu ochentero está presente a lo largo y ancho de la cinta. La película está situada en 1987 y sigue la historia de una adolescente (Hailee Steinfeld) que descubre a Bumblebee viviendo en un deshuesadero de autos. Tomando pauta directamente de E.T., la chica y su amigo extraterrestre tendrán que evitar que el gobierno (representado por el agente Burns, encarnado por John Cena) lo atrape. Por supuesto, y para deleite de los fanáticos de los Transformers –que siempre estuvieron en desacuerdo con el rediseño de Michael Bay–, el más adorable de los Autobots adopta aquí la forma de un vochito amarillo: justo como lo conocimos en los 80. Al igual que él, las versiones “antigüitas” de Optimus Prime (como siempre, con la voz de Peter Cullen), Soundwave y Shockwave están de vuelta, aunque sus papeles serán mucho más pequeños.

Una experta en autos

Aun con la presencia de Hailee Steinfeld como única protagonista humana en esta cinta de aventuras –y sin ningún interés romántico–, lo cierto es que Bumblebee no es la primera película en la saga de Transformers que goza de protagonistas femeninas dominantes. Como lo señala la productora y ensayista académica Lindsay Ellis, en el séptimo episodio de su ensayo visual sobre la franquicia Transformers, el personaje de Megan Fox, Mikaela Banes (cuyo nombre suena sospechosamente similar a Michael Bay), es el rol femenino o masculino “más tridimensional y que más vale la pena” de la serie entera de películas (de las ya estrenadas, claro). Su argumento es sencillo: en papel, Mikaela es mucho más inteligente y centrada que el excéntrico y calenturiento Sam Witwicky. El problema, sin embargo, no fue el personaje, sino la forma en que Michael Bay representa a la mujer. A través de encuadres cuyo único propósito es mostrar su físico, el discurso y personalidad de Mikaela –una experta en mecánica automotriz y mucho más madura que el jovencito que la acompaña– quedan completamente diluidos.

Bumblebee no es la primera película en la saga que goza de protagonistas femeninas dominantes. El problema no fue Mikaela Banes (Megan Fox), sino la forma en que Michael Bay representa a la mujer.

Esta pérdida de identidad sucede con otras mujeres dentro de la saga, como Rachael Taylor (Maggie Madsen), Frances McDormand (Mearing) y la más pequeña pero más fuerte de todas: Isabela Moner (Izabella) en Transformers: El último caballero. Esta tendencia de diluir a los personajes femeninos fuertes con el uso de la cámara, sin embargo, está a punto de desaparecer con la inclusión de Charlie Watson, el personaje de la nominada al Oscar, Hailee Steinfeld.

Ella es la típica adolescente que, como cualquiera de su edad, busca encajar en algún lugar. Una chica perdida con un hogar quebrado, pero que busca una conexión. Además es muy inteligente y empática, nos dijo Knight, remitiéndonos no a las mujeres de Michael Bay, sino a las de Molly Ringwald.

“En la primera junta que tuve con Paramount, ella fue la persona que mencioné cuando les expliqué cómo veía yo a Charlie, ‘alguien tipo Hailee Steinfeld”, continuó el director, cuyo trabajo comenzó con el guion que desarrolló –no por coincidencia– una mujer: Christina Hodson. La guionista –a cargo de escribir la futura adaptación de Batgirl– formó parte de un grupo de escritores comisionado por Michael Bay en 2015 para expandir el universo Transfomers. Además de ella, ya arrancada la preproducción se unió como coguionista la mencionada Kelly Fremon Craig.

Bumblebee llega con más poder femenino, una fuerte dosis de nostalgia ochentera narrativa y visual, así como un equipo creativo ansioso por demostrarle al mundo que los Transformers también pueden tener su propio universo compartido (¿Transformerverse?). De una cosa estamos seguros: el pobre de Bumblebee debe haber sufrido mucho cuando, después
de compartir aventuras con la valiente Charlie Watson, tuvo como compañero al gritón de Sam Witwicky. Pero ésa es otra historia.

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