Si tienes creencias religiosas distintas a las de tu familia, es probable que evites hablar del tema para no tener conflictos. Pero en el momento en que te comprometes, sabes que habrá una discusión inevitable, pues es probable que tus papás jamás hayan considerado la opción de que te casaras sin caminar hacia el altar. Así que si prefieres tener solamente tu boda civil y no sabes cómo decírselo, hay varias cosas que tienes que tomar en cuenta.
Un asunto muy personal
La religión es mucho más que solo una parte de la vida de las personas: es un elemento crucial de su identidad. Por eso, decirle a tus progenitores que no cumplirás con un ritual que para ellos es importante, puede tomarse como un ataque o una ofensa personal. Para evitarlo, toma en cuenta que estás tratando con una cuestión delicada, e intenta mantener el enfoque en ti: no en tus padres o en sus creencias. Habla sobre tus sentimientos y pensamientos sin emitir juicios y, si puedes, destaca las razones no ideológicas por las que no lo harán, como factores financieros o de logística.
Aunque es una situación difícil, tienes que ser sincera, sin agraviar las ideas de tu familia.
Si no queda otra opción, sé honesta sin dejar de ser sensible: diles que precisamente porque te tomas en serio el matrimonio religioso, sería irrespetuoso de tu parte hacer una ceremonia solo por las apariencias.
Amortigua el golpe
Prepárate con dos o tres ideas que sabes que son importantes para ellos y en las que estás dispuesta a ceder. Serán un buen “colchón” para que la noticia no sea tan fuerte y dejarles claro que los quieres involucrados en el gran día. Por ejemplo, expresa que te encantaría llevar las joyas que tu mamá usó el día de su propia boda, o que es fundamental para ti que tu papá camine contigo hacia tu futuro esposo, aún si no será en el pasillo de una iglesia. Recuérdales, las veces que sean necesesarias, que un enlace laico no significa que no estés comprometida con tu matrimonio, y que tu plan es pasar toda la vida con gran amor.
Cada quien por su lado
Si tienen que hablar con la familia de ambos, lo mejor es que cada uno tome el control de la discusión con la propia. Siempre actúen como un equipo: esta es una decisión de los dos, y deben dejarlo claro. No permitan que sus padres culpen a su pareja, y demuestren desde el compromiso que son uno mismo y que deben respetarlos como tal.
Mantén expectativas realistas
Como mínimo, tus papás necesitarán un poco de tiempo para adaptarse a un modelo de unión distinta al que imaginaban para ti. No esperes una reacción perfecta de inmediato, aunque se vale soñar. En el peor de los casos, puede ser que se nieguen a contribuir con la boda o, incluso, que elijan no ir. Si es así, dales tiempo de reflexionar y continúa con la planeación de tu gran día. Lo mejor es hacerla como la deseas, y no dejar que la culpa cambie tu idea. Al final, siguen siendo tus padres, y (después de un periodo de adaptación prudente) seguramente estarán ahí para apoyarte.