





Se conocieron hace unos cuantos años en Phoenix, Estados Unidos, y desde entonces han sido inseparables. La relación de Nicole y Chris floreció rápido y, de igual manera, se mudaron juntos a Charleston, Carolina del Sur, para disfrutar de fines de semana románticos bajo el sol mientras se enamoraban más uno del otro. Se comprometieron en Sullivan’s Island hace dos años. De inmediato supieron que su boda tenía que ser en un destino paradisiaco con una hermosa playa. Tulum fue el lugar ideal para su gran día, en el que contaron con la presencia de sus amigos y familiares más cercanos.
Bajo una ambientación tropical con toque chic, dieron el sí frente al mar para iniciar una nueva etapa de su vida en pareja. Él no podía dejar de mirarla y maravillarse con su presencia, pues sabe lo afortunado que es por tener a alguien como Nicole a su lado. La novia, en un vestido firmado por Grace Loves Lace y pulseras de tobillo, no dejaba de sonreír porque se casaba con el gran amor de su vida.
Con mariachi, tequilas y cervezas en mano, celebraron muy a la mexicana hasta el anochecer, convirtiéndose en un día inolvidable para todos los presentes, en el que los gratos recuerdos quedaron inmortalizados en imágenes.
Como si de un cuento de hadas se tratara, esta boda remite a aquellos enlaces celebrados entre príncipes y princesas, pues un bosque encantado se desplegó. Una estructura con follaje y flores, árboles mágicos y centros de mesa que destacaban la naturaleza en todo su esplendor, se hicieron presentes para ilustrar aquellas historias fantásticas que de pequeñas nos contaban. Asimismo, velas colgantes invadieron el espacio y le dieron al ambiente un toque cálido y acogedor, logrando cautivar a todos los invitados.
Adriana y Nathan llevaron a cabo dos ceremonias, una civil y otra simbólica. En esta última, plantaron semillas de lavanda en una jícara con agua y tierra representando así, su unión y crecimiento juntos. La novia, al ver sus sueños plasmados y dar el sí al amor de su vida, no dejaba de sonreír e irradiar felicidad. Todos aquellos detalles quedaron plasmados en imágenes que demuestran que esta boda fue una unión digna de la realeza.
Dicen que las coincidencias no existen, que estamos determinados a seguir un destino que nos espera. Y, aunque desees tomar otra ruta, siempre llegarás a aquel lugar donde tienes que estar. En un principio, Kahena mantuvo a Armando alejado, pues a ella le encanta la astrología y todos los misterios que la envuelven. Por eso, al enterarse del signo de él, inmediatamente le dijo que ni se acercara a ella, pues una mujer tauro no se lleva con un aries en cuanto a relaciones amorosas se refiere. A pesar de ser una combinación complicada, a él le fascinó el reto de tener que conquistar a Kahena, y ella no se pudo resistir ante sus encantos. Esa mezcla resultó ser de las mejores y con poco tiempo de conocerse sabían que eran tal para cual.
Bajo ese mismo halo enigmático, decidieron tener una boda maya y celebrar su unión con una fiesta en una cueva en el Hotel Xcaret México. El ambiente bohemio y chic fascinó a todos, volviéndose un enlace inolvidable.