Uno no debe esperar a que vengan los problemas para resolverlos. Es como ir a la universidad, nos preparan para la futura realidad que se presentará en el trabajo. Es evidente que no es necesario acudir cuatro años a clases para tener un buen matrimonio. Sin embargo, podemos adelantarnos ante las dificultades y estar conscientes de lo que puede ocurrir y, sobre todo, saber cómo actuar.
En pocas palabras, no hace falta poseer una bola de cristal para saber que algunas complicaciones llegarán algún día. Y bueno, no quites el dedo del renglón de los desacuerdos que tengan en el tiempo presente. Por ello, nos dimos a la tarea de leer el libro Los siete principios para hacer que un matrimonio funcione (Vintage, 2013) del doctor John M. Gottman. Pues, más allá de simple casuística, el autor quiso comprobar su teoría mediante el método científico y aquí tenemos los resultados.
¿Qué diferencia a este libro?
Para tener datos fiables y que no se basen en la mera especulación, Gottman reunió a 50 parejas norteamericanas al azar y las sometió a una especie de Big Brother científico que llamó el Laboratorio del Amor. Los voluntarios debían pasar un fin de semana en un departamento con cámaras para que sus interacciones pudieran ser estudiadas. Los resultados de este y de muchos años de interactuar con ellos hacen que Gottman se atreva a desmitificar, por ejemplo, el famoso consejo de mejorar la comunicación. No es que esté mal, pero para él, lo que debe cambiar es la actitud, no lo que decimos o sentimos. El problema es que cuando un matrimonio va a terapia, en ese momento, la relación suele estar muy lastimada.
Menos mitos, más acción
El experto desmiente que son las clásicas neurosis las que hunden el barco matrimonial. Claro que influyen, pero de nuevo, el quid reside en la actitud que tenemos al respecto. ¿Otro aspecto más? Buscar intereses en común para estar más vinculados. Si la pareja no tiene una relación sana, no van a disfrutar esas actividades que supuestamente son un punto de unión. La disposición es lo que cuenta. Y finalmente, el mito que derrumbó y nos sorprendió sobremanera: la infidelidad acaba con el matrimonio. Para él, en la mayoría de los casos, este comportamiento es el síntoma de que algo va mal en la pareja, no la causa en sí. El punto es que a ambos les falta algo: amistad, compañerismo, amor, cariño, sexo, y alguien comienza a buscarlo por otro lado. En definitiva, no es una justificación y claro que el otro no es culpable de que le pinten el cuerno, pero sí sería bueno reconocer que quizá no estaban en un lecho de rosas y, si se quiere recuperar la relación, tomarlo en cuenta para cambiar la postura. En pocas palabras, no sintonizarse en el modo víctima. Los enemigos de tu relación
Antes de llegar a los principios, es interesante conocer a los rivales de estas claves. Criticar a la pareja es el primero y tiene que ver con perder el respeto. No es lo mismo decir: “me enoja mucho que no recojas los platos” a “no sé cómo puedes ser tan sucio”. Despreciar o burlarse del cónyuge, en privado o en público, deteriora cualquier relación. El segundo es estar siempre a la defensiva, que se resume en no dar el brazo a torcer ni nunca pedir perdón. Y el último: evitar al otro, no contestar a sus preguntas y responder con monosílabos son actitudes pasivas que también se traducen en agresión.
Ahora sí, los siete principios
1. Crear mapas de amor
Saber sus esperanzas de vida, aspiraciones, sueños, y que la pareja comprenda los nuestros. El secreto está en no dar por hecho lo que conocemos del otro. Entonces, es momento de preguntarte: ¿Tu pareja se interesa por descubrir tu mundo? ¿Cuál es su mapa de vida? Pídele a tu novio que se cuestione lo mismo.
2. Mostrar afecto y respeto
Podría sonar obvio, pero con el paso del tiempo dejamos de hacerlo. Nútranse de admiración. Díganse cosas lindas como: “disfruté mucho esta conversación”, “gracias por…” Pregúntate: ¿Cuánto admiras a tu pareja? ¿Te sientes amada y respetada?
3. Acercarse, no alejarse
Hay que poner atención a los intentos de la pareja por conectar, muestra apoyo e interés. Presta tus oídos para todo, tanto cosas importantes e insignificantes como: “tuve un sueño horrible anoche”. Mantén la conversación, olvídate de ser la lady multitask y él debe apagar los videojuegos o el televisor. Cuando se habla de no perder los detalles, no tiene mucho que ver con flores y chocolates, es justo responder a las llamadas e intentos de conexión de mi pareja, acercarse mutuamente con conversaciones y demostraciones físicas de afecto. Además, mantengan la llama sexual.
TIP: Nadie nos garantiza el éxito, pero según Gottman, la felicidad en el matrimonio es posible, tan solo necesitamos conocer algunas herramientas para usarlas en momentos difíciles. Y es que si bien todos tenemos defectos y problemas, también podemos aprender y mejorar
4. Aceptar la influencia de tu pareja
Recibe consejos y reconoce que el otro tiene cierto poder sobre ti; pero de manera positiva, no para manipular, sino porque tu opinión y la de tu gran amor son las más importantes en el mundo. En este sentido cuiden lo que se dicen sobre su persona, su peso, sus preferencias y, en especial, de sus familias. Lo que la pareja piense de nosotros importa, por ello procuremos valorarnos mutuamente, y aceptar toda retroalimentación.
5. Regular los conflictos con efectividad
No huyas del problema, ¡resuélvelo! Primero reconoce que habrá dificultades, luego, aprende a ser asertiva. Según el experto, el 69 por ciento de los inconvenientes no tienen solución, acéptenlos y vean cómo llegar a un pacto. Si están en un momento de acaloramiento, paren. No desistan si lo consideran importante, pero dense un tiempo de 30 minutos, hagan algo relajante, lean una revista, respiren un poco, salgan a caminar y regresen para hablar. Eso sí, cuiden mucho las palabras que usan.
6. Hacer los sueños y aspiraciones de vida una realidad
Se han preguntado, ¿por qué una persona no puede ceder en una pelea? Quizá siente que no puede cumplir sus deseos. Detrás de una posición radical hay un anhelo oculto, por eso ayuda tanto encontrar cuál es el sueño de mi pareja y el mío. La misión en común no es que se cumpla esa ambición, ni dejar tu vida para que el otro efectúe sus metas. La idea es ponderar un ambiente de confianza, respeto e intercambio de valores con el fin de que cada uno haga lo que desee.
7. Crear un significado compartido
Establecer rituales y hacer un viaje por la vida juntos, no es mejorar la comunicación sin más, sino conectar con el otro. Saber que tienen un legado, y más si piensan en hijos, comprar una casa, etc. De nuevo, no se trata solo de realizar cosas juntos, sino de tener actitud ante ellas. Si les gusta ir al cine, busquen una conversación que los estimule, ofrézcanse para ir por las palomitas y, por supuesto, dense sorpresas.